miércoles, 5 de diciembre de 2012



Suniwas
Ein Reporter erzählt von seinen Eindrücken in Suniwas, im Gebiet der Mayangnas in Sauni As gelegen.


5 de diciembre de 2012
Un territorio mayagna no apto para forasteros

RAAN, Nicaragua | elnuevodiario.com.ni

Una noche en Suniwás



Patricio Celso, mi anfitrión, dice que la gente de su comunidad es pacífica y abierta a todos los que deseen visitarles. Sin embargo, aclara que son muy celosos cuando se trata de mezclarse con otras etnias

Orlando Valenzuela | Especiales

Una noche en Suniwás
Mujeres mayagnas amasando el pan para la celebración religiosa. ORLANDO VALENZUELA/END





Al cruzar el río Kuabul, estaba entrando en los dominios del pueblo indígena mayagna, una de las etnias autóctonas que habitan la extensa Región Autónoma Atlántico Norte (RAAN), de Nicaragua. También es la puerta de entrada a la mayor reserva forestal de Centroamérica y tercera en el mundo, razón por la cual fue declarada en 1997 por la Unesco como Reserva de Biosfera de Bosawás.
Al otro lado del pedregoso río, 25 casas de tambo alzadas en troncos de madera alrededor de una pequeña iglesia de techo de tablas pintadas en blanco, forman la comunidad Suniwás, que en lengua mayagna significa “lugar donde abundan los caracoles”.
El sol se ha ocultado entre el espesor de la montaña y es necesario encender el foco. Dos veces pasamos la corriente del mismo río, porque este se abre en dos brazos casi frente a la puerta de entrada a la comunidad.
En casa de Celso Lino
Siguiendo al guía, subimos y bajamos un pequeño promontorio y luego encontramos un zanjón por donde pasa un riachuelo que cruzamos sobre un tronco que sirve de puente y finalmente subimos la pequeña colina sobre la que se asienta la casa de Patricio Celso Lino, quien me brindaría albergue esa noche.
El hombre no estaba en casa, pero había dejado razón de que me recibieran. Me hicieron pasar y me dijeron que él estaba en una celebración de la iglesia, que ya vendría. Esperé un rato. De lejos escuché música como de una fiesta mundana, con el típico ritmo de mariachis norteños y palmadas, lo que me extrañó porque la música venía de la iglesia, por lo que me animé a ir ver qué pasaba.
Un particular servicio religioso
Cuando bajé la colina y llegué a la iglesia ya el servicio religioso había terminado, pero la música y aquellas canciones seguían, y al momento me percaté de que su contenido era cristiano, pero con aquel ritmo que mucho gusta a los campesinos de la zona.
Un poste en el centro del predio baldío que sirve de área verde, con una potente lámpara incandescente indica que la línea del progreso ha llegado con el alambrado público.
En su inocente algarabía, niños de ambos sexos corren tras una pelota de goma celeste y hacen jugadas imitando a los grandes futbolistas de las ligas profesionales europeas. Dos botas de hule colocadas a ambos lados de un jugador designado, forman la imaginaria portería de esta cancha sin medidas.
Horneando en olla
En la cocina, Yalina, la esposa de Patricio, prepara en una vieja lata de leche en polvo, la primera ración de café, mientras otras dos mujeres amasan la harina para hacer bollos de pan horneado. En el piso de tablas, una gruesa olla de aluminio cubierta con una lámina de zinc, sobre la que flamean cuatro rajas de leña con brillantes brasas, forman un original y eficiente horno de presión de donde ya sale el aroma a pan caliente.
Un ritual de niños y el sacrificio del torete
Junto a la iglesia, grupos de niños entre risas y juegos parecen calentarse alrededor de tres fogatas, pero al acercarme veo que son nóveles panaderos cuidando sendas porras con barras de masa de harina enrollada, que ellos mismos se encargan de darles vueltas con una cuchara cuando ven el color dorado del pan.
Mientras tanto, un manso y robusto torete fue amarrado en el poste de luz, y minutos más tarde, entre la curiosidad y algarabía de los niños, un joven de la comunidad hizo a un lado a los pequeños, se acercó al bobino y con una escopeta le metió un tiro en la frente; inmediatamente un adulto procedió a degollar al animal.
La fiesta
A las ocho, la noche apenas empieza para esta comunidad que hoy celebra una acción de gracias por el año que pronto terminará. Por ese motivo los miembros de la iglesia Morava se han reunido para compartir la celebración de la Palabra, con cánticos y música religiosa, pero también con comidas y bebidas de acuerdo a sus tradiciones.
Mientras las mujeres preparan las ollas con ingredientes para la sopa, los hombres destazan el torete en el mismo lugar donde lo sacrificaron. Los niños continúan jugando con la pelota y al fondo de la iglesia un trío entona a voz baja melodías cristianas al son de guitarras.
Los vecinos que se habían ido empiezan a regresar a comprar la carne de res y bajo una pertinaz brisa cruzan el campo y se pierden entre las sombras de la noche. El resto de la carne se venderá asada, en sopa y cruda a gente que pase de otras comunidades. El objetivo es recaudar fondos para darle mantenimiento a la iglesia, que ya requiere reparación.
En la cocina el pan ya está listo, mientras el café suelta un fuerte vapor y el aroma propio de esa bebida quitasueño. Me dieron un pan y un vaso de café caliente, que de verdad estaban ricos.
Para ser novio de una mayagna
Patricio Celso, mi anfitrión, dice que la gente de su comunidad es pacífica y abierta a todos los que deseen visitarles. Sin embargo, aclara que son muy celosos cuando se trata de mezclarse con otras etnias.
El pretendiente tiene que pedir permiso a los padres de la novia, para poder permanecer en territorio mayagna y, además, asimilar como propios los intereses de la comunidad a la que se está uniendo. La comunidad no permite la presencia de forasteros “desconocidos”.
“Para conservar nuestra tierra no tiene que haber mucha mezcla con otras razas, porque si se mezcla sin ningún control y se va dividiendo la propiedad, fácilmente, con el tiempo, el mayagna puede desaparecer”, señala Celso Lino.
La vida apacible en Suniwás
A pesar de estar a solo unos siete kilómetros de Bonanza, en Suniwás la vida sigue igual que siempre. Los hombres trabajan la tierra, las mujeres en la casa haciendo labores domésticas y los niños ayudando, entre juegos, en algunas labores.
Aquí los jóvenes se divierten jugando fútbol y béisbol los fines de semana, los más pequeños juegan trompo o canicas cuando llega la fiebre de estos juegos. Las opciones pues, son pocas.
Para los adultos las alternativas de recreación son menores, pues aquí no hay billares, bares, monederos ni cantinas, ya que la iglesia Morava no permite el consumo de licor ni los vicios entre sus feligreses. Pero siempre hay una manera de caer en pecado, cuando viajan al pueblo, donde los hombres aprovechan para tomarse una media de “cañita” o unas heladas cervezas.
Delitos menores y graves
Patricio Celso está claro de que las tentaciones son grandes, pero él es un férreo defensor de las costumbres de sus antepasados y de las riquezas naturales que les heredaron.
Recuerda que hace más de cincuenta años, cuando un hombre violaba a una muchacha se le sancionaba haciéndole pagar una vaca a la familia de la afectada, y cuando un varón se “robaba” a una jovencita, si los padres de ambos llegaban a un acuerdo, se les obligaba a casarse y allí terminaba ese problema.
Pero ahora, cuando alguien comete un delito, según su gravedad, es juzgado con las leyes indígenas, pues si se trata de un pequeño robo lo hacen devolver lo robado o pagarlo, pero cuando es una violación o un asesinato, se recurre a la Policía, ya que estos son delitos graves.
La noche estuvo fresca en casa de Patricio, pero en la madrugada el frío se coló debajo de la hamaca que tendí en una banca ancha de madera. A las 6:30 volví a pasar el Kuabul, después de una larga noche con una familia mayagna en Suniwás.
Inventario natural
“Nosotros tenemos de todo en nuestro bosque, madera, pesca, clima fresco, animales salvajes como jaguares, pumas, tigrillos y animales para comer, como danto, guatusa, guardatinaja, chancho de monte y venados. Este es nuestro hogar y nos sentimos orgullosos de nuestros antepasados”, señala Patricio Celso.
La comunidad de Lino Wisley
Esta comunidad fue fundada en 1972 por José Lino Wisley, que llegó de Awas Tigni después que un huracán que pasó por su zona le destruyó la vivienda y sus cosechas. Primero llegó a Musawas, la capital mayagna en la región, pero luego se vino a fundar una finca a este lugar, adonde fue trayendo a sus padres, tíos y hermanos hasta darle forma al caserío de lo hoy es Suniwas, según cuenta Argüello Celso Lino, profesor de primaria en la comunidad.
Celso cuenta que durante la década de los ochenta, toda su familia fue secuestrada por la Contra y llevada a la fuerza a Honduras, donde permanecieron hasta el año 1986, fecha en que regresaron a Bonanza, de donde en 1990 volvieron a Suniwas.
En la actualidad la comunidad de Suniwás tiene una población de 177 personas, las que se dedican a la siembra de maíz, frijoles, arroz, yuca y a la cría de cerdos, gallinas y un poco de ganado. Aunque viven a la orilla del río Kuabul, Argüello dice que tienen que ir largo a pescar porque el caudal ha bajado mucho por la presencia de nuevos colonos que cortan los árboles del bosque.
El profesor indígena manifiesta que a pesar de que la educación es bilingüe, español-mayagna, los niños enfrentan el problema de que no tienen con quien practicar el nuevo idioma, porque en la comunidad todos hablan mayagna, a excepción de dos niños que venían de un caserío vecino y que dejaron de llegar a clases cuando inauguraron una escuela en su comunidad.

Comunidades y costumbres
La mayoría de los nativos aún conservan muchas tradiciones y costumbres propias de su cultura precolombina.
24 mil habitantes de los pueblos indígenas mayagna y miskitos viven en la Reserva de Bosawas
17 mil miskitos en otras 50 comunidades
7 mil mayagnas habitan en unas 30 comunidades

Fuente: Boletín informativo del Marena

jueves, 15 de noviembre de 2012

15 de noviembre de 2012

Planteamiento al gobierno del Movimiento Unidad de los Pueblos

Managua, Nicaragua | elnuevodiario.com.ni

Garantizar costumbres y propiedades indígenas

Un estudio sobre la invasión de colonos en los territorios ancestrales Awastingni Mayangnina Sauni Umani y Amasau, señala que al menos el 91% de sus tierras fueron usurpadas, de estas el 62.7% del territorio está destinado a las labores agrícolas, y el resto para despale y potreros

Por Rafael Lara | Nacionales

Garantizar costumbres y propiedades indígenas

Hazel Law Blanco, de la directiva del Movimiento de Unidad de los Pueblos Indígenas y Afrodescendientes. MELVIN MARTINEZ/END

Sanear y garantizar la propiedad comunal, reformas al Estatuto de Autonomía de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe, Alto Coco y Bocay, el fortalecimiento del Consejo de Ancianos, elección de sus autoridades conforme a los usos y costumbres de los pueblos indígenas y afrodescendientes, además de la situación de los buzos y de su reconversión ocupacional, son algunos puntos que el Movimiento de Unidad de los Pueblos Indígenas y Afrodescendientes, Mupia, propone al gobierno nicaragüense.
Aseguran que las peticiones fueron elaboradas por el directorio colegiado del Mupia, tras la consulta con 1,290 representantes comunales legítimos, y en cumplimiento de lo acordado en las últimas reuniones realizadas el 24 y el 25 de octubre en la Región Autónoma del Atlántico Norte, RAAN.
Hazel Law Blanco, de la directiva de la organización, comentó que el documento fue presentado ante la Presidencia de la República a través de Lumberto Campbell, Secretario Presidencial para el Desarrollo de la Costa Atlántica nicaragüense, con aspectos que también atañen a la Asamblea Nacional y al Consejo Supremo Electoral.
“Hay oleadas de colonos. En algunos sectores hay 61 familias y en otros hasta 2,000; en la zona de Awastigni, se realizó un diagnóstico, al igual que en Tasba Pri y en el territorio Rama, en busca de soluciones concretas no solo para la seguridad de los las propiedades comunales indígenas, sino también por la dignidad de los colonos, quienes también tienen necesidades y necesitan soluciones a su problemática”, expresó la señora Law.
Estudio sobre invasión de colonos
Un estudio sobre la invasión de colonos en los territorios ancestrales Awastingni Mayangnina Sauni Umani y Amasau, señala que al menos el 91% de sus tierras fueron usurpadas, de estas el 62.7% del territorio está destinado a las labores agrícolas, y el resto para despale y potreros.
Wycliff Diego, Presidentes del Mupia, destacó que la mayoría del territorio indígena está en manos del los colonos y todo eso era bosque.
“Para ellos no hay frontera para respetar nuestros territorios, pero como ya tenemos buen grado de madurez, consideramos necesario platicar civilizadamente, y pedimos la creación de una comisión mixta que trabaje el tema y ver cómo vamos a resolver el problema y no entrar en conflictos. El pueblo es pobre y está cansado de los choques. Si nos metemos a la confrontación, eso lo que trae es más pobreza y desgracia”, expresó Diego.
Comentó que la Costa Atlántica tiene muchas riquezas y potencial económico, pero la autonomía solo ha sido utilizada en su beneficio por algunos que se autonombran representantes indígenas, pero no para el desarrollo de toda la población.
Osorno Coleman Salomon, también del directorio Mupia, dijo que su organización no está interesada en los conflictos partidarios, tal como la ha hecho en la Asamblea Nacional el diputado Brooklin Rivera, a quien desconocen como representante de las comunidades indígenas, viéndole solo como simple político del partido Yatama.
Law expresó que otros de los aspectos importantes presentados en la propuesta, son el rescate del Símbolo de las Luchas de los Pueblos Indígenas y Afrodescendientes, la incorporación de territorios del Alto Coco a la RAAN, y la creación de municipios. Así también la demanda de atención para los 5,000 buzos, y no aplicar la prohibición del buceo en la pesca de la langosta hasta que exista una reconversión laboral. Al menos se han planteado 17 iniciativas por parte del Instituto Nicaragüense de la Pesca y Acuicultura, y el costo para ello son US$23 millones, que hasta el momento siguen en proyecto.
Los representantes del Mupia estarán a la espera de la respuesta del Poder Ejecutivo a sus demandas, de no ser así aseguraron que utilizarán otros recursos por las vías cívicas y legales hasta encontrar una solución al grave problema.
El Nuevo Diario intentó conocer la posición del diputado Brooklin Rivera, pero su teléfono es contestado por una asistente que solo pide el número del periodista y asegura que se regresará la llamada, y cuelga sin conocer para qué se le llama. Evidentemente, no hubo respuesta.

lunes, 29 de octubre de 2012

Los hombres que vendían a las mujeres
Por Óscar Martínez
Publicado el 29 de octubre de 2012
Una mujer que intentaba migrar cuenta cómo terminó refundida en un prostíbulo del norte mexicano, a manos de Los Zetas. Un grupo de tratantes guatemaltecos enseñaba con rituales de sangre a sus víctimas, algunas menores de edad, que intentar escapar era un camino doloroso hasta la muerte. Un salvadoreño condenado por vender a una mujer en la frontera con México podría quedar libre tras dos años de cárcel. La trata de mujeres y niñas para explotación sexual es una barbarie apenas comprendida en la región centroamericana, aplastada por otros delitos rotulados como importantes. Unos estados débiles se enfrentan a grupos de criminales despiadados, sanginarios, persistentes.
 
Pregunta uno de los fiscales. Contesta Grecia.
—¿En qué parte se lo hicieron?
—En la pantorrila de la pierna derecha. Nos llevaron a un lugar donde nos hicieron el tatuaje. Nos dieron de comer y de oler una sustancia que me durmió. Cuando desperté ya tenía el tatuaje. Es una mariposa en una rama, la cual forma la zeta. Esa era la distinción, significaba que era de ellos, que era mercancía.
***
Grecia se ha ido. Relató dos veces de qué forma un grupo de crimen organizado utilizó su cuerpo como recipiente de lo que les dio la gana. Luego tuvo que irse. Lo relató ante las autoridades de El Salvador y ante las de México. Grecia ya no vive más en El Salvador. Es una refugiada en algún otro país. Por protocolo de seguridad pocos saben cuál es ese país.
Sé que tiene 29 años, que tiene tres hijos de seis, tres años y diez meses, que es casada y era desempleada cuando decidió migrar. Las únicas palabras de Grecia que he escuchado provienen de la grabación de una voz que no es suya. Se trata de los 52 minutos que tardé en leer para la grabadora la declaración anticipada que ella rindió para un juez en El Salvador.
En una diligencia hecha para el Juzgado Noveno de Paz de la ciudad de San Salvador, enfrente de uno de los que ella reconocía como victimario, a las nueve de la mañana del 2 de julio del año 2010, la testigo conocida como Grecia contestó a las preguntas de fiscales y defensores que le preguntaron qué le ocurrió. Cómo sobrevivió.
***
Pregunta uno de los fiscales. Contesta Grecia.
—¿Por qué razón fue citada por este juzgado? Usted fue citada por este juzgado para que se haga justicia sobre los delitos de secuestro, violación y trata de personas cometidos en su contra. ¿Cuándo inició el viaje a Estados Unidos?
—El día 13 de abril del año 2009.
—¿Con qué intención inició el viaje?
—Debido a la situación económica del país.
—¿Con quién inició el viaje?
—Con el señor Ovidio Guardado
—Describa físicamente al señor Ovidio.
—Es una persona del sexo masculino de 69 años de edad aproximadamente, piel blanca, cabello corto, canoso, ondulado, de 1.77 aproximadamente de altura, sin dentadura. Tiene una cicatriz en la cabeza.
—¿Qué hizo este señor?
—Me engañó. En ningún momento me dijo que era coyote. Dijo que íbamos a ir a Estados Unidos, y ya estando en México mostró su verdadero objetivo.
—¿Y cuál era su objetivo?
—El primer objetivo de él era violarme, pero debido a la situación, esto no pudo ser.
—Cuando se menciona que inició el viaje, ¿cuántas personas la acompañaron en este viaje?
—Solamente el señor Ovidio.
Ovidio es un campesino moreno y arrugado, pero aún fuerte, como un árbol seco, sin hojas, pero que seguirá en pie por años. Ovidio es pariente del esposo de Grecia. Ovidio es vecino de la mamá y de la suegra de Grecia. Grecia confiaba en Ovidio.
***
Tal como le ocurrió a Grecia, el anzuelo en la mayoría de casos de mujeres convertidas en mercancía es la esperanza de salir de la pobreza. Uno de esos casos es el de la red de Barberena, que no solo habla de la procedencia de las víctimas, sino que revela muchas otras facetas de los grupos de tratantes de la región. La de Barberena era una estructura de 12 hombres y una mujer que operó hasta 2006 en Barberena, un municipio rural del departamento guatemalteco de Santa Rosa, en la costa Pacífica de aquel país. Una red asesina que incluso tenía una finca de maíz donde hacían sangrientos rituales para vestir de pánico a sus víctimas. Una red corrupta que tuvo la suerte de que un juez salvadoreño dejara en libertad a la mayoría de sus integrantes. Pero de esas facetas de la red ya habrá tiempo de hablar. Ahora mismo, lo que interesa es que ese grupo criminal arroje pistas de la selección de las víctimas.
La red de Barberena operaba desde el bar El Pantanal. La modalidad de engaño era sencilla. Enviaban en expedición a hombres salvadoreños o mujeres salvadoreñas que tras años de ser obligadas a servir sexualmente en El Pantanal –una de las sobrevivientes estuvo siete años encerrada ahí– terminaban creando una costumbre insana a la que se llega a través del exceso de maltrato.
Enviaban a estos hombres y mujeres a cantones y caseríos de los departamentos fronterizos de Santa Ana y Ahuachapán en El Salvador. Recorrían las humildes casas con la excusa de ser empleados de un supermercado y un comedor recién abiertos en Barberena que necesitaban de personal. Ofrecían 70 dólares semanales más todos los costos del traslado hasta Barberena, e incluso 50 dólares en mano para que la engañada dejara a su familia.
Los cuatro países del norte centroamericano son de origen, tránsito y destino de víctimas de trata, en los cuatro países ocurren casos de explotación sexual. Las cifras explican que Nicaragua, El Salvador y Honduras son los países de donde provienen la mayoría de las víctimas del mercado de la trata del norte de la región. Guatemala es el lugar por excelencia donde esas víctimas son esclavizadas. Y los cuatro son, gracias a los miles de migrantes que producen, la gran cantera de los tratantes mexicanos. Los expertos –oenegés, fiscales, policías, organismos internacionales– explican que la vecindad con México y el enorme flujo de migrantes que atraviesa Guatemala hacen de ese país un lugar ideal para las bandas de trata.
Los timadores que recorren cantones, aldeas y caseríos no trabajan como mormones que van de casa en casa buscando que con suerte les abra la puerta alguien dispuesto a tragarse su monserga. Estos timadores conviven en la zona, son de sus alrededores, conocen a los pobladores, se hacen pasar por benefactores, echan raíces con nombres falsos. Algunos, dice la encargada de atención sicológica de víctimas de trata de la Fiscalía salvadoreña, Silvia Saravia, saben tanto de las mujeres a las que se acercan, que incluso saben si han sido violadas en su entorno cercano. Los tratantes huelen el desamparo y la vulnerabilidad como los tiburones la sangre.
Las mujeres desesperadas que aceptaban debían viajar casi una hora hasta llegar a las puertas de El Pantanal. Sin ninguna demora, eran recibidas por hombres armados y una mujer guatemalteca, Sonia García. Sonia les pedía que cambiaran su ropa conservadora, de mujer evangélica en muchos casos, y que vistieran la minifalda y la camisa de amplio escote y colores chillones que les ofrecía. Les decía que desde ese momento debían salir a la sala principal de la casona y convencer a los hombres borrachos de que pagaran 50 quetzales (unos siete dólares) por desfogarse con ellas durante 30 minutos. Ellas, las víctimas, normalmente decían que no, que ese trabajo no era el acuerdo. Entonces, los hombres que rodeaban a Sonia, salvadoreños en su mayoría, les explicaban con los puños y con bates de beisbol que no se trataba de una oferta, sino de una orden.
Cuando en el penal de Apanteos, en Santa Ana, conversé a mediados de agosto con Rigoberto Morán Martínez, uno de los seis condenados por ser de la red de Barberena, él dijo que casi ninguna de las mujeres trabajó la primera semana durante los cerca de dos años que él sirvió en El Pantanal. La mayoría pasaba la primera semana con la cara desfigurada, morada. Y a los clientes de El Pantanal, las mujeres de rostro morado no les gustaban. Pero la conversación con Rigoberto, un hombre que toda su vida ha utilizado un fusil como herramienta de trabajo, nos enseñará luego otras lecciones.
A finales de 2007, 16 de las sobrevivientes de El Pantanal rendían declaración en el juzgado salvadoreño. Veintiséis mujeres en total habían sido rescatadas en un operativo conjunto entre la Interpol de Guatemala y la Fiscalía y Policía salvadoreñas. 20 de ellas eran salvadoreñas. Las otras seis eran nicaragüenses y guatemaltecas. Esto debido a que la mayoría de enganchadores de la red eran de El Salvador.
El informe de este año publicado por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito explica que en El Salvador, las víctimas de trata para explotación sexual detectadas por la Policía entre 2005 y 2010 eran en un 79% nacionales. En cambio, en Guatemala, en el mismo período, solo el 4% de las víctimas era de ese país. El 89% eran personas de Honduras, El Salvador y Nicaragua.
El consenso de estudios y expertos es que las víctimas, eso sí, proceden de un lugar común entre estos países de Centroamérica: la pobreza.
Una salvadoreña rescatada de El Pantanal era menor de edad. Durante el proceso, para que rindiera declaración como testigo protegida, a ella le llamaron Carmencita. Sobre por qué aceptó, a sus 15 años, dejar a su familia e ir a trabajar a Barberena, esta fue su respuesta:
—Había días que mi mami no tenía para comprar frijoles.
Sobre aquello que tuvo que soportar en su búsqueda por conseguir esos frijoles, Carmencita dijo esto:
—Había días en los que estaba hasta con siete hombres, pero como a mí no me gustaba nada de eso, hacía berrinche. Un día que el dueño se puso bolo, nos comenzó a pegar con el machete y a mí me hirió la pierna. Yo, llorando, le decía que me llevara al hospital. La herida se me infectó, y sólo me decía que me limpiara la pierna porque daba asco a los clientes.
A los clientes, una niña de 15 años con una herida profunda en la pierna lo que les daba era asco.
***
Pregunta uno de los fiscales. Contesta Grecia.
—¿Y luego qué pasó?
—Una vez llegada la noche, el señor Ovidio me llevó hacia un establo que se encuentra a unas cuatro horas de un río que se llama Las Palmas. Eran las 11 de la noche aproximadamente, solo se veían tres caballos. Él me dijo que su Dios le había hablado y que yo tenía que ser de él.
—¿Hizo algo?
—Me puse agresiva, no me dejé tocar. (Ovidio) Se puso violento, me amenazó con una uña larga que tenía, dijo que no era la primera vez que mataba a una persona con una uña. Le dije al señor Ovidio que iba a hacer mis necesidades. En ese momento intento huir, salgo corriendo, llego a un lugar que le dicen El Batallón. Corrí por 45 minutos. Les dije que venía huyendo porque el señor Ovidio quería abusar de mí. Un soldado me contestó que no me preocupara, que me quedara a dormir en ese lugar.
Según su relato, al quinto día de haber salido de El Salvador, ya en México, en el Estado de Tabasco, Grecia se separó de Ovidio. Antes de que lo hiciera, recordó Grecia, él le dijo que conocería el infierno en la tierra. Luego de dormir una noche frente a una guarnición militar mexicana, Grecia volvió a buscar el camino para llegar hasta las vías del tren de Tenosique, la ciudad mexicana que abre la ruta Atlántica del llamado Tren de la Muerte, que abordan los polizones centroamericanos que buscan una mejor vida en Estados Unidos. Grecia encontró a un grupo de migrantes de diferentes países de la región y les preguntó si podía unirse a ellos, les contó lo que Ovidio había intentado una y otra noche durante el viaje. Ellos le respondieron que podía unirse. Y con ellos llegó hasta las vías, un sitio que Grecia describe de la siguiente manera: “Hay champas, hay tiendas, en la parte de enfrente hay como un hotel desalojado, también hay un pantano, había más personas indocumentadas y personas armadas”.
Tenosique, casi frontera con Petén, Guatemala, es una de las ciudades malditas de la migración. De hecho, el hotel al que Grecia se refiere es un hotel que funcionó hasta principios de 2009, y era utilizado por grupos criminales para alojar a los migrantes secuestrados antes de trasladarlos a otras ciudades del norte. Paradójicamente, el nombre del hotel era California.
Pregunta uno de los fiscales. Contesta Grecia.
—¿A qué se refiere con personas armadas?
—Se encargan de llevar gente hacia arriba. Iban con jeans y camisas. Dominaban el lugar, ellos mandaban, controlaban las zonas de las vías del tren. Mencionaron que eran de una organización denominada Los Zetas, y que mandaban en la zona.
—¿Cuántas personas estaban en ese lugar?
—Unas 20.
—¿Qué tipo de armas tenían?
—Eran fusiles, armas grandes, pistolas, un hondureño que estaba ahí decía que era una Uzi…
***
—¿Quién vigilaba a las mujeres en El Pantanal? –le pregunto a Rigoberto en este patio conocido como la zona verde del penal de Apanteos en El Salvador. Rigoberto es un hombre de 48 años que estudió solo un año en la escuela, que cultivó milpas de maíz toda su infancia y adolescencia, que en 1982, cuando tenía 18 años y la guerra civil salvadoreña apenas empezaba, fue reclutado por el Ejército, que cuando la guerra terminó siguió trabajando de cargar un fusil, en este caso como guardia de seguridad de una empresa de esas que alquila hombres como Rigoberto a negocios, farmacias, tiendas, supermercados, ferreterías…
—Era gente confiable de él, familia de él. Hombres armados –contesta este hombre bajito, recio, fibroso, de rostro anguloso con un delgado bigote. Se refiere a los hombres de Adán Cerritos, el jefe de la banda de tratantes de Barberena.
—¿Llevaban armas largas?
—¿Y no de eso estamos hablando, pues?
-¿Custodiaban a las mujeres todo el tiempo?
—Todo el tiempo.
La banda de Barberena dibuja con trazos claros muchos de los rasgos comunes de los tratantes de Centroamérica. Uno de esos rasgos es el de la confección del grupo con gente cercana, parientes de ser posible, que administran los burdeles; y, más abajo, unos pocos empleados sin poder, enganchadores y matones que se encargan de llevar chicas y atizarlas a golpes de vez en cuando. Si bien la banda de Barberena era una banda internacional que engañaba mujeres en tres países, no dejaba de ser un grupo pequeño, que lejos de parecerse a las monstruosas estructuras de los cárteles de la droga, optó por consolidar su bastión único en la comodidad de lo apartado y lo rural. Ahora, ser una banda pequeña no implica ser una banda solitaria.
—¿Por qué nunca denunció lo que pasaba ahí? –pregunto a Rigoberto, concediéndole por un momento una pizca de credibilidad a su argumento de que él era un simple “barrendero, cholero” en el bar El Pantanal. Rigoberto, tras dos años prófugo, fue condenado a seis años de prisión por el delito de trata de personas en febrero de 2011. La condena máxima en El Salvador por el delito de vender a alguien para que sea utilizado como un objeto es de diez años, tres meses y tres días en el caso de que haya agravantes, como que la víctima sea menor de edad. La versión de Rigoberto es que él llegó hasta ahí engañado por una salvadoreña que era enganchadora de la red de Barberena, cocinera en El Pantanal, y de la cual él se había enamorado perdidamente.
—Porque allá no se podía, ya le dije, estaba vendida la policía de allá. No se podía. Arriesgaba mi vida. Podía ser muerto. Yo no sé cuánto dejaba de dinero (Cerritos a la policía) –contesta mientras el sol cae.
—¿Nunca vio mujeres escapar o pedir ayuda?
—No se podía. Tal vez yo hubiera sido uno de los que les diera ayuda, pero no se podía, porque ese hombre (Cerritos) tenía comprada a toda la policía de Cuilapa, de Barberena. Cuando iba a llegar gente de la capital a hacer un cateo de mujeres, la policía ya le había avisado que escondiera a las mujeres. Tal vez dejaba a algunas mujeres que estaban legales. A las demás las escondía en un lugar ahí mismo en el bar, o un día antes las llevaba a esa mentada finca. Había un montón de cafetales alrededor, y él sembraba 60 manzanas de milpa.
La red de Barberena, pequeña y discreta, dueña de un solo burdel, operaba a escala como toda gran red criminal: corrompiendo. Rigoberto asegura que los policías de Barberena y Cuilapa, municipio vecino, pasaban a recoger semanalmente el pago que Cerritos les daba, y que además eran clientes VIP en El Pantanal, al igual que algunos empleados de las alcaldías de esos mismos municipios.
Las alianzas no terminaban ahí, Rigoberto explica que pandilleros de la Mara Salvatrucha de la zona de Ahuachapán, frontera con Guatemala, operaban también como enganchadores. De hecho, un pandillero salvadoreño, Marco Antonio Godoy, cumple condena como parte del grupo de tratantes.
La red de Barberena, pequeña y discreta, operaba a escala como toda gran red criminal: cometía todos los delitos a su alcance si estos dejaban lucro. Durante el juicio, dos de las mujeres rescatadas de El Pantanal aseguraron que en varias ocasiones los dueños del negocio vendieron por cantidades cercanas a los 5,000 dólares a recién nacidos paridos por las mismas víctimas de trata.
***
El Salvador logró en 2011 ganar 11 casos de trata, todos de grupos pequeños. Y a pesar de que el número de casos ganados suena a poco, es el país centroamericano que más triunfos por este delito ha obtenido en las cortes hasta 2011, lo que habla de algún avance, pero de ninguna manera de un ideal en el tema.
La trata es un delito al alcance de la mano. Las víctimas pertenecen al ejército de los nadie de esta región, y los victimarios no necesariamente son delincuentes de trayectoria en el rubro, sino que muchas veces son emprendedores del mundo del crimen que ven en este delito un cóctel de ingredientes, entre estados débiles y víctimas desamparadas, muy apetecible. La UNDOC establece una constante desesperanzadora: solo una de cada 30 víctimas de trata en la región será detectada.
Los de Barberena, a comparación de otros tratantes, eran una red consolidada. Por ejemplo, en El Salvador, Ángel Mauricio Ayala, Kevin Oswaldo Chicas Lobato y Joel Josué Mendoza fueron condenados en 2011 a seis años y ocho meses de prisión por haber obligado a dos nicaragüenses que buscaban empleo en el oriental departamento de San Miguel a prostituirse en una cervecería y, a la que consideraban demasiado vieja para atender clientes, a servir sin paga como empleada doméstica. La vieja tenía 24 años.
Nelson Orlando Campos y Juan Humberto Ramírez Carranza engañaron a dos adolescentes guatemaltecas que, en lugar de modelar ropa, terminaron aplastadas por hombres sudorosos en una cervecería. Penan nueve y ocho años un mes. O Juan Alfonso Cuéllar, que vendió en México a una salvadoreña que viajaba indocumentada rumbo a Estados Unidos y que terminó siendo explotada sexualmente en ese país en un caso similar al de Grecia. Fue condenado a cuatro años el 9 de agosto del año pasado. Eso quiere decir que el 9 de agosto de 2013, al cumplir media condena, y si ha sido un reo ejemplar, podría pasar a fase de semilibertad, en incluso a libertad condicional. “¡Él vendió a un ser humano!”, se quejó indignada Violeta Olivares, la coordinadora de la unidad especializada de trata de la Fiscalía de El Salvador (FGR). En esa unidad, a las condenas de trata como poco las tildan de risibles. “Una mierda de penas”, me dijo una fiscal del equipo en un arrebato de franqueza. En El Salvador, un hombre que cometa el delito de robo, que, por ejemplo, asalte un bus y se lleve celulares, carteras y anillos, y sea detenido y condenado, estaría más años en la cárcel que Cuéllar, que vendió a una mujer. El ladrón recibiría entre seis y 10 años. El tratante recibió cuatro.
El Salvador reconoció este crimen en su Código Penal a partir de 2003, la primera condena se logra en 2006, van 39, y es hasta ahora que el tema parece retomarse con cierta fuerza con la creación del Consejo Nacional contra la Trata de Personas en septiembre de 2011. Ahora, ese consejo empieza a tapar los huecos de un muro en el que escasean los ladrillos.
En la conversación en el penal de Apanteos, Rigoberto Morán Martínez, el tratante de Barberena, que dice que llegó al bar El Pantanal bajo engaños de su amada, acaba de cometer un error que solo le deja argumentos absurdos para mantener su fachada de inocente. Su charada era decir que él no denunció por miedo, porque la policía estaba comprada y él era un simple sirviente bajo vigilancia. Sin embargo, en la plática admite que él trabajó ahí en dos períodos, y que en medio de eso regresó a descansar a El Salvador.
—Cuando ya se había ido por primera vez, sabiendo cómo trabajaban ahí, ¿por qué volvió a El Pantanal? –le pregunto a Rigoberto.
—¿Por qué volví? –intenta ganar tiempo cuando se da cuenta de su error.
—Si ya sabía que las tenían encerradas y las maltrataban, ¿por qué volvió? –pregunto de nuevo.
—Quizá no entienda… Hay cosas que estamos hablando…Quizá hay cosas que no las entienda. ¡Sabemos que las brujerías, las hechicerías, existen! La mujer de este señor (Cerritos) trabajaba así, con brujería. Adoraban a un tal San Simón. Así trabajaba la señora de él. Cuando la gente se iba y no quería llegar, la hacían llegar con esas cosas –responde el tratante de la red de Barberena.
***
Pregunta uno de los fiscales. Contesta Grecia.
—¿Cómo llegan las personas que menciona que dominaban la zona?
—Llegaban en carros, armados, entraban y salían.
—¿Cuántos días pasan en ese lugar?
—Tres días hasta que llega el señor Ovidio.
—¿Qué hacían las personas armadas?
—Ellos decían que nos uniéramos a la organización, que nos darían trabajo y comida. Eran el grupo de Los Zetas. Que me iban a pagar el viaje, que me darían comida.
—¿Qué trabajo le ofrecían?
—Que le iba a cocinar a la gente que estaba secuestrada, era más o menos el 20 o 22 de abril del año 2009.
Recapitulando: A este momento del relato, Grecia estaba en Tenosique, México, al inicio del camino de los indocumentados. Estaban en un municipio dominado por Los Zetas. Grecia se había alejado de Ovidio luego de que él intentara violarla en un potrero abandonado, y se había refugiado en un grupo de indocumentados salvadoreños y guatemaltecos.
—¿Qué sucedió cuando Ovidio llegó?
—Se me quedó viendo con una risa burlista y se fue para la casa de ellos (Los Zetas). Estaba como a cinco metros, se dirigió donde Chicho, un chavo de entre 24 y 29 años de edad con una cicatriz en la mejilla izquierda. Era de la organización. Hablaron como 45 minutos con Ovidio. Me miraban, me señalaban, yo estaba con el grupo de personas al que me había pegado.
En ese momento del relato, Grecia cuenta su viaje en tren junto a otros indocumentados secuestrados, custodiados por hombres armados que amenazaban de muerte a quien intentara escapar. Los Zetas utilizaron el tren para transportar a sus secuestrados. El tren de Tenosique viaja rumbo a Coatzacoalcos, Veracruz, y en el camino hace una serie de escalas en pequeños pueblos y rancherías aisladas. En uno de esos pueblos extraviados, en Chontalpa, Grecia recuerda que un salvadoreño de Los Zetas a quien llamaban El Pelón intentó venderla a un señor. Se supone que El Pelón quería hacer un favor a Grecia, pues le dijo que allá arriba a donde iban se sufría mucho. La venta no se consumó, y Grecia luego averiguaría que El Pelón no mentía. Entonces, el fiscal retomó la historia haciendo retroceder a Grecia en su relato.
—Cuando menciona la acción de vender, ¿ya lo habían hecho antes?
—Sí, el señor Ovidio… En mi cara le dieron el dinero por mí.
—¿El señor Ovidio iba en el tren?
—No, se fue a El Salvador con el dinero que le dieron.
—¿Cuánto le dieron?
—Dicen que 500 dólares… Chicho (uno de Los Zetas) me dijo.
—¿Luego qué pasó?
—Nos subieron a los camiones y nos llevaron a Reynosa… De Veracruz a Reynosa dura como un día y medio. Era el 26 de abril de 2009, era domingo.
A partir de ese punto, Grecia describió un clásico secuestro de indocumentados por parte de Los Zetas.
Reynosa está en Tamaulipas, el Estado bastión de Los Zetas: ahí aparecieron los 72 cadáveres de indocumentados en agosto de 2010, ahí atraparon este mes de septiembre a El Coss, considerado líder del Cártel del Golfo, la organización que dio vida a Los Zetas, ahí aparecieron 49 cuerpos más, sin cabeza, sin extremidades, el pasado mayo, bajo una enorme Z pintada en una pasarela sobre una autopista.
Al grupo de cerca de 300 migrantes los dividieron en tres casas de seguridad. Encerrados en cuartos sin ventilación, húmedos y oscuros, eran visitados por hombres con armas de fuego y bates que aseguraban que a aquel que no diera el número de teléfono de algún familiar al que pedirle rescate sería torturado. Y entonces, como siempre, algún centroamericano se resistió a dar ese número, se resistió a perder esos 300, 500, 700 dólares que suelen pedir, e intentó resistir la tortura, y todo el grupo de Grecia tuvo que ver cómo los hombres armados hacían chillar a uno que otro y prometían volver por más reacios. Así, contó Grecia, transcurrieron los primeros tres días. Al tercer día, apareció Omega.
Pregunta uno de los fiscales. Contesta Grecia.
—¿Puede describirlo?
—Alto, gordo, con bastante papada, blanco. También le decían Omega, Kike o el Apá. Le dijeron que había unas salvadoreñas como a él le gustaban. Nos señalaron, nos sacó del cuarto para poder ver bien si éramos bonitas. En el cuarto no había mucha luz. Era el jefe de la casa de seguridad.
—¿Por qué dice eso?
—Porque era una de las personas que llamaban a los familiares y les cobraba.
—¿Se quedó en esa misma casa?
—No, me cambiaron de casa, me llevaron a una colonia residencial, a 10 minutos. En los camiones que nos habían trasladado hasta Reynosa. Iban varias personas. Nuevamente nos acuestan en el suelo. En ese lugar fui violada por Omega. Me pegó en la cara, porque le dije que ocupara condón. Me dijo que yo no estaba en lugar de pedir nada. Los abusos fueron constantes, y no solo él.
—¿Podría reconocer a esas personas en persona o en fotografía?
—Sí.
—¿Qué más pasó?
—Los abusos fueron constantes, y no solo él, unas ocho o nueve veces abusó de mí. Decía que él disfrutaba, que tenía que disfrutar también yo. Que no era para que sufriera. Me pegaba. Lo mismo pasaba con las demás personas, pero las que a él le gustaban era el primero en abusar de ellas.
Fueron, recuerda Grecia, varias semanas de abusos y golpes. Grecia asegura que pasaron tres meses y que, a pesar de que su familia en Estados Unidos ya había depositado el dinero de su rescate, ella fue vendida de nuevo.
—¿Cuánto tiempo pasó esto?
—Los tres meses, ya habían pagado todo el dinero, pero me dijeron que me iban a sacar más lucro. Me vendieron nuevamente a un bar que se llama La Quebradita. Ahí me llevaron a prostituirme. Era como una discoteca bar. El primer día fuimos rechazadas. Nos dijo la señora que era la encargada del bar que no teníamos la marca, porque éramos varias las que llevaban, y teníamos que tener marca. No sabía qué era, pero es un tatuaje.
—¿En qué parte se lo hicieron?
—En la pantorrilla de la pierna derecha. Nos llevaron a un lugar donde nos hicieron el tatuaje. Nos dieron de comer y de oler una sustancia que me durmió. Cuando desperté ya tenía el tatuaje. Tenía ardor en la pierna, porque sangraba, no mucho, sino por gotas. Es una mariposa en una rama, la cual forma la zeta. Esa era la distinción, significaba que era de ellos, que era mercancía. Eran cinco mujeres más, se lo pude observar como a cuatro mujeres más en distintos lugares, brazo, espalda, pecho, de distintos colores. El que yo tengo es entre negro y verde. Luego de habernos marcado ingresamos al lugar y comienzan a prostituirnos con los clientes que son de la misma mafia. Los clientes pagaban por nosotras y no recibíamos dinero a cambio. No sé cuánto pagaban.
Grecia cuenta que los clientes la forzaban a fumar crack, a consumir cocaína. Grecia cuenta que los clientes jamás aceptaban utilizar condón. Grecia cuenta que así pasó más de un mes. Grecia cuenta que durante ese tiempo nunca salió, que su vida fue la casa de seguridad, el bar La Quebradita y algunos moteles donde la llevaban los clientes. Grecia cuenta que si un cliente la llevaba a un motel siempre los acompañaba un hombre del bar que la custodiaba. Grecia cuenta que era normal que la golpearan, sobre todo por no querer tomar alcohol o por verse poco entusiasta a la hora de ofrecer su cuerpo a los clientes de La Quebradita. Grecia cuenta que una vez la golpearon tan fuerte que le quebraron la nariz.
Tanto la fractura de nariz como el tatuaje fueron constatados por médicos del Instituto de Medicina Legal en El Salvador, y forman parte del expediente fiscal del caso.
Grecia nunca intentó escapar. Pocos querrían hacerlo si hubieran visto lo que Grecia vio.
—¿Pasó algo más?
—Sí, a Sonia. La dejaron ir porque sus familiares ya habían pagado el secuestro. Los fue a denunciar a Migración. Los de Migración la entregaron a ellos mismos. La quemaron viva, la golpearon muchas veces con un bate. Le decían que eso no se hacía, que con ellos no se jugaba, que había perdido la oportunidad de ser libre. Nos decían que eso nos va a pasar si decíamos algo.
—¿Qué le provocó la golpiza a Sonia?
—La muerte.
—¿Con qué la golpearon?
—Con un bate, pero como no se moría, le prendieron fuego con gasolina. Gritaba de dolor, y ellos le pegaban más. Media hora, 45 minutos. El cuerpo quedó irreconocible, carbonizada, no se le veían pies. Carne quemada sin cabello. La colocaron en un altar de la Santa Muerte ahí mismo.
***
En los expedientes judiciales se consigna que el caso Barberena fue descubierto gracias a una denunciante. Basta conocer su periplo para saber que llamarle denunciante a esa mujer es tan simplista como llamarle activista a Gandhi. Esa sobreviviente es una de las 16 mujeres que declararon en el juicio salvadoreño bajo identidad protegida.
El dueño del bar El Pantanal, el tratante Adán Cerritos, tenía una finca de 60 manzanas de milpa rodeada por cafetales. La finca estaba en una de las zonas más rurales del municipio, en las afueras, más allá de la penitenciaría El Boquerón, una de las pocas razones por las que se habla de Barberena de vez en cuando. Esta red de tratantes diversificaba su delito, e igual cometían trata en la modalidad de explotación sexual que en la modalidad laboral. Las mismas mujeres que de lunes a jueves trabajaban la milpa, de viernes a domingo eran abusadas por decenas de hombres en El Pantanal.
Esa finca, según los testimonios que recogió la Fiscalía, y según el tratante con quien hablé, era también el lugar de castigos y escondite del grupo criminal. Ahí ocultaban a las mujeres cuando los policías corruptos de Cuilapa y Barberena les avisaban que venía un operativo de verificación desde la capital guatemalteca. Ahí esclavizaban en las milpas los fines de semana a aquellas que, debido a los golpes, no estaban aptas para el consumo de los clientes de El Pantanal. Ahí también les enseñaban que los castigos incrementarían en intensidad hasta las últimas consecuencias.
En una ocasión, relataron las sobrevivientes a las fiscales, las ubicaron en círculo, durante la noche, allá en la finca. En medio del círculo, dos hombres y una mujer. Afuera del círculo, hombres armados, resguardando que ninguna echara a correr. Los dos hombres mataron a golpes a la mujer en medio del círculo durante un ritual que duró varios interminables minutos. La mujer había intentado escapar de El Pantanal.
No fue la única. La mujer anónima que luego sería la denunciante vivió una situación similar. Sus constantes negativas a seducir a los clientes de El Pantanal le costaron una paliza de tales dimensiones que los tratantes pensaron que la habían matado. Dejaron el bulto ensangrentado en la finca y decidieron que se desharían de él al día siguiente. La mujer, la sobreviviente, despertó por la noche de su inconsciencia y poco a poco arrastró sus huesos molidos hasta la carretera. Desde ahí, de alguna manera que no se especifica, la sobreviviente llegó hasta la frontera y, ya del lado salvadoreño, se derrumbó frente a los policías, a quienes contó su calvario. En menos de una semana, la Fiscalía salvadoreña armó un operativo en coordinación con la Interpol en Guatemala. La coordinadora fiscal, Violeta Olivares, es muy clara cuando explica por qué no llamaron a la Policía guatemalteca: “No confiábamos en ella”.
En 2006, el juez especializado de Santa Ana, Tomás Salinas, creyó que ninguno de los ocho salvadoreños de la red de Barberena atrapados tenía por qué estar arrestado durante el juicio. Dio medidas sustitutivas, les permitió salir y que llegaran cuando se les convocara para diligencias. Algunos de los miembros de la red, al saber del operativo en El Pantanal, habían cambiado de domicilio en El Salvador, intentaban esconderse cuando fueron capturados. El juez pensó que los hombres que fueron atrapados escapando no escaparían. Todos escaparon. La Fiscalía apeló, y la Cámara Especializada en temas de crimen organizado revocó la decisión del juez Salinas. Ordenó que los capturaran a todos. De los ocho que el juez Salinas sacó de las rejas, seis han sido atrapados, el último de ellos es Morán Martínez. Dos siguen prófugos.
No es la única vez que Salinas dispuso enviar a casa a un procesado, para que este enfrentara el juicio en libertad. El caso más reciente es el de José Antonio Terán, mejor conocido como "Chepe Furia", un viejo líder pandillero deportado de los Estados Unidos en 2006, fundador de una poderosa clica de la Mara Salvatrucha en el occidente del país, los Hollywood Locos Salvatrucha de Atiquizaya. Un grupo de cerca de 45 pandilleros, acusados de 11 asesinatos. En 2011, el juez Salinas excarceló a Terán para que enfrentara libre el juicio por su liderazgo de la clica. Consideró que, ya que era un hombre de familia, no iba a fugarse. Su decisión fue revocada por un tribunal superior, pero Terán ya huía. Fue recapturado este año, y ahora enfrenta juicio no solo por asociación ilícita, sino por el asesinato de un testigo protegido de la Fiscalía. La Fiscalía ha promovido un antejuicio en contra del juez Salinas por haberse negado a enviar expedientes necesarios para culminar un proceso penal.
***
Los sicarios asesinan. Los traficantes corrompen, matan o amenazan A, B o C. Las bandas de robacarros son un rayo, actúan en un santiamén. Los tratantes son como el agua que horada la piedra: inclementes, persistentes. Ellos necesitan a su víctima viva y asustada. Viva y aterrorizada. Viva y sumisa. Las golpizas de la finca de Barberena no eran un correctivo para las atizadas. Ellas eran, para los tratantes, muertas vivientes. Las golpizas eran un correctivo para las demás mujeres: vean lo que les puede ocurrir.
El palo, el puño y la violación son el principal método de sometimiento de las redes criminales centroamericanas dedicadas a la trata. Tanto el jefe de esa unidad fiscal en Guatemala, Alexander Colop, como su colega salvadoreña, Smirna de Calles, coinciden en que un patrón en el delito de trata es que los jefes de la banda violen a las víctimas. “Son los primeros en rebajarlas, en utilizarlas, en imponerse ante ellas”, dijo Colop. Tal como lo vivió Grecia.
Como dice el fiscal antitrata de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), Julio Prado, si bien las bandas como las de El Pantanal, que engañan víctimas que vienen de mundos ruines, que tienen armas cortas principalmente y técnicas brutales, son los grupos que más abundan en el norte de la región, esto no implica que no existan bandas más sofisticadas.
Prado asegura que en los peores lugares donde ha participado en operativos de rescate de víctimas, estas eran obligadas a entregarse 15 minutos a cualquier hombre a cambio de 50 quetzales (6 dólares), que eran cobrados por el tratante, mientras que ha visto casos de colombianas o rusas por las que algunos clientes pagan 500 dólares por utilizarlas una hora. “La pregunta -dice Prado- es qué tipo de clientes pueden pagar esa cantidad por pasarla bien una hora”.
A partir de 2006, las autoridades guatemaltecas investigaron una red de trata y prostitución para clientes de alto nivel económico. Prado participó en el reconocimiento a una discoteca llamada Caprichos, propiedad del empresario Herman Smith, un comerciante de la noche que se codeaba con funcionarios y personalidades de ese país. En el lugar encontraron salvadoreñas menores de edad, hondureñas y rusas, sistemas de puertas ocultas y túneles que conectaban con casas aledañas donde había libros de autoayuda, de superación y de teorías económicas que, según explicaron algunas víctimas, Smith, a quien llamaban “papito”, utilizaba para explicarles que ellas, a pesar de haber llegado al lugar bajo engaños, ya que estaban ahí podían convertirse en empresarias si aprendían a ver su cuerpo como mercancía. Smith, un tratante persuasivo, convencía a sus víctimas de que él no era su victimario, sino su benefactor. El juicio nunca terminó porque a Smith un sicario le disparó en la sien el 6 de mayo de 2008 dentro de la discoteca Caprichos. El sicario huyó.
Guatemala ya ha condenado a varios colombianos por el delito de trata, acusados de pertenecer a una red conocida como la red del departamento de Pereira, dedicada a traer mujeres voluptuosas desde esa región colombiana bajo la mentira de que se dedicarán al modelaje. Estas redes, asegura Colop, incluso moldeaban a sus víctimas, poniéndoles implantes de senos y nalgas, asegurándoles que eran necesarias para triunfar en el mundo de las pasarelas. “Las traían a Honduras, y cuando ya no gustaban las traían para acá”, explica Colop. La trata ocurría cuando a las mujeres se les decía que estarían encerradas hasta que con sexo pagaran por los implantes, el traslado, la alimentación, el vestuario. Una cuenta que nunca terminaba de saldarse. Prado incluso explica que la lógica de traer colombianas a Guatemala responde al ojo de buen empresario de los que entienden que los narcos de aquel país instalados en Guatemala pagarán grandes sumas por acostarse con una bella pereirana.
En El Salvador, la autoridad de mayor nivel a cargo de crear estrategias para combatir el delito de trata, el viceministro de Justicia y Seguridad, Douglas Moreno, asegura que “hay una estructura de gente organizada con mucho poder económico que se ha lucrado de esta situación y que no lo sabíamos. Gente que no nos imaginaríamos que está en este negocio y que lamentablemente aún no contamos con las pruebas que nos vinculen hasta ellos”.
Redes como la de Smith o la de Pereira representan esa otra cara de las redes de trata, la de solapar el esclavismo, esconderlo tras un porqué: porque debes pagarme esa deuda, porque te estoy ayudando a superarte, porque no tienes papeles y debes darme algo a cambio de mi protección… Otras redes, como la de Barberena, como muchas otras redes con ese poder intermedio, esa corrupción local, ese armamento mínimo, que abundan en Centroamérica, prefieren el mecanismo más barato para conseguir que sus víctimas hagan lo que les ordenen: puño, garrote, fuego, miedo.
Silvia Saravia, la jefa del equipo que atiende a las sobrevivientes de trata antes de permitir que la Fiscalía salvadoreña las prepare para juicio, ha visto decenas de casos de mujeres que se enfrentaron a esa modalidad cavernícola de redes más locales. De ellas, dice lo siguiente:
—Las que han estado encerradas tienen temor extremo, miedo tremendo por ellas y por su familia, que sufran las consecuencias de su escape. Bloqueo emocional, están totalmente encerradas. Muchas requerirán atención siquiátrica. Ideas suicidas, ideas de desaparecer, persecución. Creen que no pueden confiar en nadie. Saben que las personas no están jugando, saben que el victimario va a cumplir… Trastornos de ansiedad, se les quita el sueño, el hambre… Grecia, por ejemplo, ella tendrá que recibir… –piensa unos segundos– Todo un proceso de atención integral.
***
Tras casi tres meses de ser obligada a atender clientes en La Quebradita, una semana después de ver arder en llamas a Sonia, luego de que su tía depositara $3,500 como rescate, Grecia fue liberada por Omega. Le entregaron 300 pesos (unos $25), la dejaron en la terminal de buses de Reynosa y le ordenaron que se fuera lejos. Una de las fiscales que entrevistó a Grecia durante el proceso asegura que ella les contó que algo raro ocurría en esos momentos, y que el grupo de zetas parecía desmontar las casas de secuestros y emprender huida. Con 300 pesos, Grecia solo consiguió comprar un boleto hacia Monterrey, y descender unos 200 kilómetros en el mapa mexicano. Ahí, Grecia relató que fue un taxista quien se interesó por su situación, le preguntó si era indocumentada y la llevó hasta la oficina de atención al inmigrante, un albergue estatal, donde la encargada de la casa supo leer los síntomas de Grecia. A esa casa, según la revisión médica que le realizaron, Grecia llegó con infección vaginal y enfermedad inflamatoria pélvica.
***
Pregunta uno de los fiscales. Contesta Grecia.
—¿Qué pasa en atención al inmigrante?
—Al ver mi comportamiento, la encargada de la casa, al ver que lloraba, gritaba, no me veía normal, comenzó a preguntar. Poco a poco le fui diciendo… Me buscaron una casa albergue con el arzobispado, especial para personas que han pasado por el delito de trata… Me proporcionaron sicólogo… Me trasladaron de Monterrey al Distrito Federal… Por cinco meses fue asistida por tratamiento sicológico y jurídico.
—¿Participó en una investigación?
—Sí. Todo el tiempo que estuve ahí.
—¿Hubo personas detenidas?
—Sí, por secuestro y trata de personas. Me enseñaron unas fotos, y son aproximadamente de diez a doce personas entre hondureños y mexicanos (los detenidos).
El 23 de noviembre de 2009, Grecia ya estaba en Ciudad de México, en manos de la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia Contra las Mujeres y Trata de Personas (Fevimtra). Según el expediente fiscal, en la primera sesión de atención sicológica se mostró “deprimida, desconfiada y con imposibilidad del llanto”. Fueron necesarias 11 sesiones para conseguir su declaración. Gracias a lo que Grecia le dijo a las autoridades mexicanas, en 2009 se realizaron allanamientos a varias casas en Reynosa y se capturó a 12 presuntos integrantes de Los Zetas que operaban bandas de secuestros. El proceso en contra de esos hombres aún no termina, al igual que las secuelas de Grecia.
Cuando en diciembre de 2009 Grecia regresó a El Salvador, su situación empeoró. Grecia explicó que Ovidio, tal como ella temía, había amenazado a su suegra y a su madre. En el peritaje sicológico que le fue realizado por el Instituto de Medicina Legal de El Salvador, se registró que Grecia “no puede dormir por las noches, cualquier ruido siente que son balazos, ha pasado sin comer hasta dos o tres días, al encender leña recuerda a Sonia, el apetito sexual se le ha quitado, empuja a su pareja cuando tienen relaciones”. El informe concluye con una ficha resumen.
Pensamiento: depresivo, ansioso.
Orientación: en su declaración asegura que hay vacíos porque no recuerda eventos. Lagunas mentales.
Nivel de funcionamiento sicológico actual: neurótico.
***
El miércoles 26 de mayo de 2010, una mujer salvadoreña de 29 años vio en un diario la fotografía de alguien que le parecía conocido bajando de un pick up esposado a otros dos hombres. La Policía había detenido la noche anterior en el parqueo de la discoteca Kairo’s, sobre el boulevard de Los Héroes, a un hombre gordo, a un mexicano, a cuatro salvadoreños y a una salvadoreña en una camioneta todoterreno negra con placas guatemaltecas. Al interior de la camioneta, en un compartimento secreto que se abría con interruptor eléctrico, la Policía encontró un fusil Galil, dos M-16, una carabina 30.30, dos escopetas, un revólver, una granada de iluminación de uso militar y 11 celulares. La mujer de 29 años creyó conocer al hombre gordo de la foto, pero intentó no pensar en ello durante el día. Por la noche de ese miércoles, el hombre gordo volvió a aparecer en todos los noticieros, incluso dijo algunas palabras y se escuchó su voz chillona. La mujer no pudo obviar más que ella conocía al hombre gordo. Lo conocía muy bien. La mujer era Grecia y el hombre gordo, Omega.
El verdadero nombre de Omega es Enrique Jaramillo Aguilar, tiene 35 años, nació en Apatzingán, Michoacán, México, y en diciembre de 2011 fue condenado a nueve años de prisión en El Salvador por el delito de tenencia y portación de armas de guerra y documentación falsa. Ahora mismo está encerrado en el penal de Apanteos. Jaramillo se identificó como guatemalteco ante las autoridades salvadoreñas y mostró un documento falso. Su arresto aquel miércoles 26 de mayo fue el resultado de un operativo policial que lo ligaba a Los Zetas. La alerta saltó cuando la Policía, gracias a un informante, se enteró de que el falso guatemalteco estaba ligado a la masacre de Agua Zarca en Huehuetenango, frontera con México, en noviembre de 2008, cuando presuntos miembros guatemaltecos del cártel de Sinaloa y Los Zetas se enfrentaron durante varias horas y dejaron 19 cadáveres regados en esa aldea. Aquel aún es recordado como uno de los eventos más importantes que evidenció la penetración de los grandes grupos mexicanos en Guatemala. Jaramillo fue arrestado acusado de ser uno de los zetas que participó, pero el Ministerio Público guatemalteco no consiguió probarlo ante un juez.
Grecia, al reconocer al hombre que asegura la violó en Reynosa, la vendió en La Quebradita, y cobró los 3,500 dólares a su tía, decidió denunciar ante la Fiscalía salvadoreña. Entonces, empezó el periplo de Grecia que la llevó a dar el testimonio adelantado ante un juez, dos fiscales, dos abogados defensores contratados por Jaramillo, y el mismo Jaramillo. Grecia pidió rendir declaración anticipada pues no quería enfrentar todo el proceso judicial en el país. Sentía terror de que Omega enviara gente a lastimarla. Luego de eso, Grecia, con el apoyo de la Organización Internacional para las Migraciones y la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, salió del país hacia alguno que no será revelado, obtuvo una nueva identidad e intenta rehacer su vida.
***
Miércoles 4 de julio de 2012. Juzgado Especializado de Sentencia B de San Salvador. 8:30 de la mañana. Alegatos finales en contra de los acusados Enrique Jaramillo Aguilar y Jesús Ovidio Guardado.
Jaramillo espera junto a Ovidio afuera de la sala. A Jaramillo le cuelgan los pellejos en la papada. Ha perdido mucho peso desde aquellas fotografías cuando fue detenido en la discoteca Kairo’s. Ha perdido pelo también. Lo lleva al rape en los lados e irregular arriba, como si en lugar de cortárselo se lo hubieran arrancado. Viste una polo de rayas horizontales grises y rosadas y un jeans roto en la rodilla izquierda. Va esposado de muñecas y tobillos. Ovidio luce aún más desgarbado, más consumido, luego de un año de haber sido arrestado. La camisa blanca de botones y el pantalón caqui de tela le quedan sobrados.
Adentro de la sala, los dos abogados privados que contrató Jaramillo restan cualquier solemnidad a lo que va a ocurrir en la sala. Bromean sobre un supuesto intento de suicidio que Grecia vivió en su adolescencia.
—200 pastillas dicen que se tomó, era narcótica –dice uno al otro con desparpajo.
—No, lo que me pregunto es dónde putas le cupieron –responde su colega. Ríen a carcajadas.
Luego, el primero pone en su teléfono celular un reggaeton al volumen que el aparato da. El secretario del tribunal le pide que por favor salga de la sala.
Las dos fiscales hacen su alegato final: Ovidio la vendió en la línea del tren… bar La Quebradita… Es tratada como mercancía… Jaramillo la violó constantemente… Tatuaje en su pierna derecha… La perito dijo que el daño de la víctima fue a causa de lo que pasó en México… Para Ovidio, violación en grado de tentativa y trata agravada… Para Jaramillo, violación continuada y trata agravada… Máxima pena en ambos casos.
Los abogados de Jaramillo contestan: ¿Que es de Los Zetas? ¿Dónde dice eso?... Inventos… El peritaje habla de lagunas mentales… La víctima dice una cosa y luego otra… Es una persona inestable… Su niño de siete años se viste de mujer… Que su niño saliera con esas cosas anormales no es por lo que dice que le pasó… Una víctima que no merece credibilidad.
Luego la abogada pública de Ovidio: el delito en grado de tentativa ni existe. ¿Hay penetración o no hay? No se configura.
Luego, sorpresivamente, pide la palabra Jaramillo. Con su voz chillona le llama “mi señoría” al juez y da sus argumentos para exculparse. El primero intenta hacer ver que Ovidio es demasiado viejo para andar en eso de la migración. El segundo, es un tanto confuso. Habla de que Grecia dijo que Ovidio solo tenía cinco dientes, pero cuando le preguntaron si sabía cuántos debía tener un ser humano dijo que sí, que 36. “Y hasta donde yo sé, son 32”. En el tercero asegura que él no vive en Reynosa, ni conoce a nadie de por ahí, que es de otro estado, de Michoacán (sin embargo, el expediente de antecedentes que enviaron desde México asegura que él es prófugo desde 2006 en el Estado al que pertenece Reynosa, Tamaulipas, por daño en propiedad ajena). El cuarto reza que él no ha sido militar nunca, y que Los Zetas son militares, que ha oído canciones que dicen que Los Zetas son 30 y que él no es uno de ellos.
***
Viernes 6 de julio. Lectura del fallo judicial.
Absueltos.
El juez Roger Rufino Paz Díaz ha considerado que Grecia se contradijo. La causa principal es una versión distinta que Grecia dio a la Fiscalía salvadoreña y a la mexicana. Allá omitió incluir a Ovidio en la trama, y dijo haber sido vendida a Los Zetas por personas vinculadas a un albergue en Veracruz. Las fiscales del caso aseguran que Grecia hizo eso porque sabía que Ovidio estaba en el país, conocía a su familia y vivía muy cerca de su madre. Grecia, dicen las fiscales, temía que al denunciar a Ovidio en México, se informaría a las autoridades salvadoreñas, y al enterarse, Ovidio podía dañar a su familia. Por eso, lo borró de la historia cuando estuvo allá, y solo fue capaz de incluirlo cuando, ya en El Salvador, pudo constatar que su familia estaba bien y advertirles sobre el riesgo. Las fiscales explican que el peritaje sicológico de Grecia da argumentos que hacen creíble esa versión. Grecia, como dijeron los que la evaluaron, temía. Temía mucho.
La Fiscalía, en voz de la jefa de la unidad de trata, Smirna de Calles, montó ese mismo día una conferencia de prensa. Lamentó el fallo, explicó que las víctimas de este delito lidian con sus traumas y fantasmas a la vez que declaran. Aseguró que en ese mismo momento preparaban el recurso de revisión, para que sea la Corte Suprema de Justicia la que decida. El recurso aún no ha sido resuelto.
Grecia no volverá a declarar. Ni siquiera la Fiscalía sabe dónde está. Ella sobrevive en algún lugar.

sábado, 27 de octubre de 2012

YATAMA-Vorsitzender soll abtreten:

Aktueller Parteivorsitzender, einer ihrer Gründer und Guerrilla-Führer, Brooklin Rivera, soll zurücktreten. So wurde in der letzten Versammlung von YATAMA in Bilwi gefordert.
Kritisiert wird vor allem, dass er nicht mehr die zentralen Anliegen vertrete:
- Landraub (la invasión de tierras)
- Einheit der indianischen Völker (la unidad de los pueblos)
- das Recht auf Selbstbestimmung (la autodeterminación)
Parteiideologieen spielen keine Rolle.

27 de octubre de 2012



"Brooklin Rivera debe irse", señalan

Bilwi, RAAN | elnuevodiario.com.ni

Indígenas piden cabeza de Brooklin Rivera



En referencia a Yátama (Hijos de la madre tierra), los asambleístas pidieron un cambio de liderazgo, ya que acusan al diputado Brooklin Rivera de tener secuestrado el partido indígena, que ha perdido su filosofía por la cual fue creado, expresó Osorno Coleman, cuyo seudónimo en la guerrilla indígena de los años 80 era “comandante Blas

Por Gilberto Ariel Artola | Política


Indígenas piden cabeza de Brooklin Rivera
Los asambleístas indígenas en Bilwi pidieron que se vaya Brooklin Rivera. GILBERTO ARIEL ARTOLA / END


“Brooklin Rivera debe irse, él no conoce el sentir de nuestro pueblo”, se gritaba en el segundo día de asamblea, con la participación de unos 1,500 líderes, procedentes de todos los pueblos de la Costa Caribe de Nicaragua, que se realiza en Bilwi, Región Autónoma Atlántico Norte.

Hazel Law, una de las fundadoras del Misurasata, dijo que esta asamblea no es política, sino que discute asuntos de los pueblos indígenas, como la invasión de tierras, la demanda de saneamiento, la unidad de los pueblos y la autodeterminación, donde los excombatientes indígenas, comandantes y madres de caídos puedan presentar propuestas para elevarlas al presidente Daniel Ortega.

En referencia a Yátama (Hijos de la madre tierra), los asambleístas pidieron un cambio de liderazgo, ya que acusan al diputado Brooklin Rivera de tener secuestrado el partido indígena, que ha perdido su filosofía por la cual fue creado, expresó Osorno Coleman, cuyo seudónimo en la guerrilla indígena de los años 80 era “comandante Blas”.

“Vamos a rescatar a Yátama con los principios indígenas, que verdaderamente represente la esperanza de los pueblos indígenas”, reiteró el “comandante Blass”.

Alianza con el FSLN los mantiene con vida

El dirigente miskito y director ejecutivo del Instituto Nicaragüense de la Pesca, Inpesca, Steadman Fagoth, llamó al presidente Daniel Ortega a romper la alianza que le da vida a Yátama, misma que a la vez según Fagoth, hiere a la propia militancia sandinista.

A criterio de Fagoth, los dirigentes de Yatama han mantenido en crisis a la región ya que aunque el Ejecutivo ha destinado suficientes recursos, mantiene en agonía el sistema de salud, citando como ejemplo Waspán, lugar donde, afirma, no hay ni una escoba para limpiar el centro de salud.

“No podemos seguir con esta situación, la gente no se ha levantado por respeto al presidente Daniel Ortega; los mismos sandinistas ya se hubieran tomado las calles, pero por respeto al Presidente no lo han hecho, pero están esperando que el Gobierno reconozca este esfuerzo de la gente. Yo no creo que después de esta asamblea esa consideración de poder que le han dado a Brooklin Rivera, continúe, esperamos que el mundo entienda que un grupo selecto y privilegiado por Brooklin Rivera está hundiendo esta región caribeña”, observó Fagoth.

Brooklin minimiza

Tras insistir en obtener una versión del líder máximo de Yatama, el diputado Brooklin Rivera minimizó la asamblea diciendo que fue un fracaso donde apenas había 200 personas vinculadas al partido de gobierno y no había bases de las comunidades indígenas vinculadas a Yamata.

“Parece que ellos no están claros en lo que quieren alcanzar, nosotros estamos trabajando bien en la campaña electoral, lo que quieren es afectar la campaña a favor del Frente, pero no creo que vayan a lograr sus objetivos”, enfatizó Rivera.

Al consultarle sobre lo que han pedido los asambleístas, de un cambio de líder y dejar de usar el emblema de la bandera de Yatama, respondió: “Ya le dije que no son bases de Yatama, nosotros somos la única Yatama que existe después de la lucha armada, la cual está bajo nuestro liderazgo”.

lunes, 15 de octubre de 2012

Goldrausch im Urwald bei den Mayangna von Sauni As?

Das kanadische Unternehmen HEMCO fördert mit moderner Technik weiterhin Gold in der Region von Bonanza. Aber in den letzten Monaten - motiviert durch den steigenden Goldpreis ? - kommen immer mehr Menschen in den Wald an die Flüsse und graben nach Gold.   
Nach diesem Zeitungsartikel holen die meisten Goldsucher die Steine aus dem Boden und liefern sie bei HEMCO ab, die dann das Material in den Mühlen weiter behandelt.
Die Goldsucher arbeiten unter erbärmlichen Bedingungen und ohne Sicherheitsmaßnahmen.
Ein Problem wird in dem Artikel nicht erwähnt: Die Zerstörung des Waldes und die Verschmutzung der Wasserresourcen mit Quecksilber sowohl durch HEMCO als auch durch die Goldsucher.

 

15 de octubre de 2012



A 200 pies bajo tierra

Bonanza, RAAN | elnuevodiario.com.ni

Güiriseros buscan riqueza bajo tierra



Los güiriseros (mineros artesanales) descienden hasta 200 pies bajo tierra para extraer la broza que contiene oro y venderla al consorcio Hemco, la empresa minera que procesa industrialmente el metal dorado para la exportación

Por Gilberto Ariel Artola | Nacionales


Güiriseros buscan riqueza bajo tierra
Dos jóvenes mineros llenan un saco de broza que será vendida a la empresa minera. GILBERTO ARTOLA / END


La capitalina Johana Correa llegó a Bonanza en busca de chatarra, sin imaginar que la fiebre del oro transformaría su vida, pasando de acopiadora de calaches a pujante “güirisera”.
Correa recuerda que al llegar a Bonanza no tenía ni dónde dormir, por lo que tuvo que pernoctar unos seis meses en la terminal de buses, sin embargo, tras insertarse en una cooperativa de pequeña minera del municipio de Bonanza, su suerte cambió, y hoy tiene casa propia y condiciones que nunca imaginó.
“La chatarrera”, como llaman popularmente a Johana Correa, es una de tantas jefas de familia que han emigrado a Bonanza, en busca mejorar su nivel de vida, sin embargo, no todas han logrado su éxito.
Y es que Bonanza se ha convertido en “La Meca” de innumerables personas originarias del interior caribeño, que llegan al municipio atraídas por la fiebre de oro, tal como ocurrió en California a mediados del siglo XIX.
A 200 pies bajo tierra
Los güiriseros (mineros artesanales) descienden hasta 200 pies bajo tierra para extraer la broza que contiene oro y venderla al consorcio Hemco, la empresa minera que procesa industrialmente el metal dorado para la exportación.
“En ocasiones hemos trabajado duro toda la semana, y no tenemos buenos resultados; lo que pasa es que tampoco ahorramos cuando nos va bien”, comentan algunos güiriseros que se quejan por las malas rachas en un trabajo tan pesado y peligroso.
Se rehusan a usar equipos de seguridad
El presidente de la Cooperativa de Mineros Artesanales (Minarbon, RL), Concepción Aráuz, dice que actualmente cuentan con 210 socios e igual número de colectivos (grupos de hasta cuatro güiriseros), pero solo un 80% está inscrito en el Seguro Social.
Aráuz enfatizó que tienen convenios con Hemco para entregarles 2,000 toneladas de broza mensualmente, ya que los mineros artesanales no tienen moliendas propias para triturar la piedra y extraer el oro y comercializarlo.
Con respecto a las condiciones en las que trabajan los mineros artesanales, el cooperativista refirió que cada socio acondiciona su área de trabajo con “ademo” (envigado de galerías subterráneas) y malacates para subir los contenedores con broza desde la profundidad de las minas hasta la superficie, pero reconoció que la mayoría trabaja sin medidas de seguridad, ya que los socios no quieren invertir, y “aunque la empresa está distribuyendo equipos se rehúsan a usarlos”, lamentó.
Pagos dilapidados
Los cooperativistas consultados por El Nuevo Diario coincidieron al afirmar que un 50% de los mineros artesanales vive en condiciones deplorables; según ellos, el salario semanal termina en las cantinas o en las máquinas tragamonedas, lo que provoca desintegración de las familias.
Sin embargo, Aráuz observó que muchas veces los pagos que obtienen del trabajo no les resuelven para cubrir todos los gastos del hogar, porque viven endeudados.
“A veces sacamos un promedio de ‘punto once’ que es el más bajo, y no subsidia los gastos, dejándonos endeudados con las pulperías, por lo que debemos esperar el próximo mes, ya que para extraer la broza de la mina se tienen que invertir no menos de C$25,000, cuando a veces nos produce C$15,000, es decir, no sacamos ni lo invertido”, explicó el minero.
Las ganancias obtenidas deben ser repartidas entre los cuatros socios que trabajan el colectivo, y cada uno obtiene una ganancia de unos C$7,000 semanalmente si les va bien.
En Bonanza existen alrededor de 2,000 mineros artesanales, la mayoría hombres. En el resto del Triángulo Minero (Rosita y Siuna) no se tienen cifras, pero se estima que es menor de los que se concentran en Bonanza, ya que los planteles de procesamiento del oro se encuentran en este municipio.
Actualmente, Hemco trabaja con dos cooperativas: Mineros Artesanales de Bonanza (Minarbon), con 210 afiliados, y la Cooperativa de Pequeños Mineros (Coopemin), con 170.
“También trabajamos con una Asociación de Pequeños Mineros Artesanales (Aspemina), que cuenta con 30 socios, quienes procesan su propia broza en 17 pequeños beneficios artesanales”, informó Aráuz.
Los mineros dicen que por parte del Gobierno central no reciben ningún tipo de ayuda o asesoramiento.

sábado, 13 de octubre de 2012

lenguas indígenas





Die indianischen Sprachen der Karibikküste in der Verfassung Nicaraguas:
Was seit dem bewaffneten Konflikt in den achtziger Jahren vereinbart worden ist, wird langsam umgesetzt: Verfassung und Gesetze müssen in den Sprachen des Landes zugänglich sein. Nicht nur Spanisch ist offizielle Landessprache. So soll die Isolierung und der Ausschluss vom öffentlichen Leben der Küstenbewohner beendet werden.

11 de octubre de 2012



Como parte de convenio interinstitucional

Managua, Nicaragua | elnuevodiario.com.ni

Traducen Constitución a lenguas indígenas



“Estamos presentando tres libros de cuatro que se han publicado con el apoyo del PNUD. La Constitución Política de Nicaragua en lengua miskita, en mayangna --ya lo habíamos hecho en inglés criollo--, y también la recopilación de la legislación básica de Nicaragua de los pueblos indígenas y afro descendientes”, afirmó René Núñez, Presidente de la Asamblea Nacional

Por Arlen Pérez | Política

Traducen Constitución a lenguas indígenas
La Asamblea Nacional y los Consejos Regionales de la Costa Caribe firmaron un convenio interinstitucional, anunciaron la traducción de la Constitución a lenguas indígenas y presentaron el libro Pueblos Indígenas y Afro descendientes. ÓSCAR SÁNCHEZ / END


La Constitución Política de Nicaragua podrá ser leída en todo el país luego que se realizara la traducción al miskitu y al mayangna, como parte del convenio interinstitucional que firmó la Asamblea Nacional con los Consejos Regionales de la Costa Caribe.
El convenio incluye, además, la traducción del libro Pueblos Indígenas y Afro descendientes.
“Estamos presentando tres libros de cuatro que se han publicado con el apoyo del PNUD. La Constitución Política de Nicaragua en lengua miskita, en mayangna --ya lo habíamos hecho en inglés criollo--, y también la recopilación de la legislación básica de Nicaragua de los pueblos indígenas y afro descendientes”, afirmó René Núñez, Presidente de la Asamblea Nacional.
Carlos Alemán, Presidente del Consejo Regional Autónomo del Atlántico Norte, indicó que este convenio brinda la oportunidad de participar en cada momento de la formulación de una ley hasta su aprobación.
“Está el espacio definido para que nosotros podamos venir y decir cómo nos vemos identificados en esa ley, y nos da la oportunidad de que los elementos propios de la identidad de los pueblos indígenas o de las comunidades afro descendientes se visibilicen en cada uno de los momentos”, señaló Alemán.
Agregó que el convenio también incorpora que los diputados electos en las Regiones Autónomas, además de ser miembros de la Asamblea Nacional, son miembros de los Consejos Regionales. “Es una oportunidad que no estábamos potenciando”, dijo.
Interés por hermandad
Por su parte Vernandine López, Presidente del Consejo Regional Autónomo del Atlántico Sur, comentó que el convenio, la traducción de la Constitución y la presentación del libro “Pueblos indígenas y afro descendientes, legislación básica de Nicaragua”, son una demostración del interés hacia la “hermandad”
“Siento que esto está quedando como una prueba más que tenemos hacia un gran reto. Ese gran reto es mantener todos los elementos que conlleve este convenio, para poder ir cumpliendo cada paso con la responsabilidad que tenemos cada uno de nosotros en nuestras manos, y como parte del proceso sabemos que cada día vamos encaminando hacia lo que queremos en nuestro país, en nuestra Costa Caribe, una unidad entre todos y entre todas”, afirmó López.
Asimismo, remarcó que “nosotros formamos parte del esfuerzo que tenemos que hacer en conjunto. Independientemente de que somos garífuna, creol, miskito, somos un solo, por ende tenemos que juntar los esfuerzos para poder hacer un mejor trabajo”.

 

 

miércoles, 26 de septiembre de 2012


 

26 de septiembre de 2012

Die nicaraguanische Tageszeitung El Nuevo Diario geht in ihrem Artikel auf die Landkonflikte an der Karibikküste Nicaraguas ein. Mehrere indianische Territorien, wozu auch Sauni As, die Region um Musawas gehört, werden permanent von "colonos" besetzt und mit illegalen Landtiteln wird Druck auf die Bewohner ausgeübt. Die staatlichen Stellen reagieren zumeist passiv und ergreifen nicht die gesetzlichen Maßnahmen, um die Invasionen zu verhindern bzw. die Territorien von illegalen Besetzern zu räumen.

 

Territorios indígenas

 

 Managua, Nicaragua | elnuevodiario.com.ni

Indígenas presionan al gobierno para “sanear” territorios

 

 

Los líderes del Caribe reconocieron al presidente Daniel Ortega haber titulado 15 territorios indígenas de las Regiones Autónomas, pero resintieron la falta de apoyo de instituciones como la Procuraduría General de la República, la Intendencia de la Propiedad y la CSJ

 

Por Ary Pantoja | Política


 

 Líderes de los territorios indígenas de la RAAN y de la RAAS denunciaron ayer la falta de voluntad del gobierno para “sanear” sus territorios y sacar de ahí a los “colonos mestizos” que no son miembros de sus comunidades. OSCAR SANCHEZ / END

 

 

 

 

Presidentes de los diferentes territorios indígenas de las Regiones Autónomas Atlántico Norte y Atlántico Sur, RAAN y RAAS, respectivamente, denunciaron en Managua la falta de voluntad política del gobierno para “sanear” sus propiedades ancestrales “invadidas”, según dijeron, por “colonos” mestizos de otras regiones del país, acuerpados, incluso, por abogados.

 

En conferencia de prensa junto a los diputados Brooklin Rivera Bryan y Agustín Jarquín Anaya, los líderes del Caribe reconocieron al presidente Daniel Ortega haber titulado 15 territorios indígenas de las Regiones Autónomas, pero resintieron la falta de apoyo de instituciones como la Procuraduría General de la República, PGR, de la Intendencia de la Propiedad, de la Corte Suprema de Justicia y de la misma Policía Nacional, por no hacer nada por expulsar a los “invasores” de sus tierras.

 

Inseguridad ciudadana, deterioro del medio ambiente y de los ecosistemas, inestabilidad social e inseguridad jurídica por la presencia de los “colonos” y abogados, son solo algunos de los problemas que los líderes indígenas dicen estar enfrentando en sus territorios titulados y demarcados por el gobierno.

 

Hasta el momento, el gobierno ha titulado y demarcado 15 territorios, y en las próximas semanas estará entregando títulos a los indígenas en dos territorios más, que totalizarán, según los líderes indígenas, unos 30,000 kilómetros cuadrados. Quedarán pendientes cinco territorios más hasta completar 22, con una extensión total de 36,000 kilómetros cuadrados.

 

"Invasores con títulos"

 

Sin embargo, los habitantes autóctonos se quejan de que el gobierno y sus instituciones intentan “boicotear” el proceso de “saneamiento” de sus territorios, pues no hacen nada por impedir la toma de sus tierras ni para expulsar a los “invasores” que se encuentran establecidos, incluso, con representantes legales y hasta con títulos.

 

Además, consideran que las explicaciones de los funcionarios de las instituciones que deberían apoyar este proceso son solo “tácticas dilatorias”. El líder indígena Basilio Benjamín Ruiz señaló, por ejemplo, que cada vez que han abordado el tema, estos funcionarios ponen como pretexto un proceso electoral en marcha, señalando que trabajarán después de las elecciones, como en el caso de este año 2012.

 

En la conferencia de prensa de ayer debieron estar presentes el subprocurador de los Derechos Humanos, Adolfo Jarquín Ortel, y la presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos, Cenidh, Vilma Núñez de Escorcia, además del asesor presidencial para Asuntos del Medioambiente, Jaime Incer Barquero, y el representante de la Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura de las Naciones Unidas, Unesco, Juan Bautista Arríen, pero no asistieron a la cita.

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